Segundo de primaria
- lucaszambranosanch
- 27 oct 2017
- 2 Min. de lectura
Aunque ya he tenido contactos con esa clase, por motivo del huerto o de alguna sustitución, ésta ha sido al primera clase de mindfulness en sí.
Como en otras comenzamos presentando qué es, y qué habíamos aprendido.
Aunque recuerdo que la respiración con ell@s fue el curso pasado de 4 inhalando, 2 detengo, 2 exhalo... les dí a elegir entre 6,2,3 y 4,2,2... por supuesto ell@s tiraron por la de "mayores" jeje
Tras hablar un poco de nuestro "ahora", de concetrarnos en el momento, en lo que va a ir suscediendo durante la sesión, poner la música, encender el incienso, pedir la postura y que todo esté recogido... comenzamos con las respiraciones.
Inicialmente chequeamos ambas fosas nasales inhalando y expirando profundamente tres veces primero por uno y después por el otro orificio.
Tras hacer tres series de 6,2,3 en cada orificio pedí que fuésemos respirando tranquilamente intentado observar como nuestras fosas nasales se van enfriando en cada respiración, y que ese frescor lo fuésemos imaginando en todo el cuerpo (tras el recreo y con este calor de "veroño" necesitaban pensar en algo fresco).
Es una clase inquieta donde algun@s alumn@s con sus preguntas, con sus gestos o ruidos hacen que se rompa un poco el clima de clase, pero por eso mismo lo necesitan más y hay que trabajarla con más dedicación.
Quise jugar con los sentidos a ver si conseguían que entrasen todos en la dinámica. Es difícil a estas edades que mantengan mucho tiempo los ojos cerrados, así que hicimos una pequeña experiencia sensorial en la cual presentamos que por los ojos no entra toda la información y que para intensificar los otros sentidos como un "superheroe/heroina" íbamos a cerrar los ojos y practicar con los demás: el olfato... vamos a intentar detectar el olor del incienso, intentar saber qué olor tiene, a qué nos recuerda. oído... me voy a ir moviendo por la clase tocando el cuenco tibetano, tenemos que descubrir si ahora estoy lejos, cerca... por donde ando sin abrir los ojos. Tacto... pensamos en aquellas partes del cuerpo que no tenemos con ropa: los brazos. Vamos a sentir su contacto con la mesa, los dedos sobre ella, sin moverlos, sintiendo esa unión. Gusto... comprobar si nuestra boca está seca, crear un poco de saliva, jugar con nuestra lengua...
La finalidad era intentar que estén el mayor tiempo posible con los ojos cerrados para ir creando una base hacia la meditación.
Como, poco a poco, entraron en la dinámica y nos faltaba el sentido de la vista probé con la imaginación, esa visión interior. Con la meditación del post anterior, quise que imaginasen una luz blanca encima de su cabeza, observarla y ver si cambia de color.
Tras unos minutos, les fui pidiendo que volviesen a abrir los ojos, lentamente, a su gusto... que abriesen los hombros, que moviesen el cuello...
Cuando chequeamos nuestro corazón (mano en el pecho para escucharlo) algun@s dijeron que no estaba en calma. Para comprobar la diferencia hicimos la respiración del fuelle (descrita en un post anterior) para acelerar el pulso. Tras un minuto nos tocamos el corazón y seguidamente, la respiración profunda. Así comprobaron in

cómo pueden regular su estado, y cuando podrían practicar estas respiraciones para su beneficio.
Fue una sesión muy bonita, con un grupo que necesita serenarse.
Namaste.
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